Folclor de la Zona Andina



El folclor de Colombia, y buscando llegar a la Zona Andina, que es en donde debo profundizar, ya que se basa en ésta región me propongo iniciar un amplio recorrido por su música, y especialmente sus danzas.

Respecto a la música lo más importante es la influencia española, mezclada con la tradición indígena , en la interpretación predominan los instrumentos de cuerda: el tiple, la guitarra, la bandola, y el requinto, asociado a instrumentos de percusión como: la tambora, la zambombia, la pandereta, la carraca, la raspa, el quiribillo, y aerófonos como la flauta, el rondador, la ocarina, el pito, la hoja vegeta

Se encuentran en las danzas, el valse, el torbellino, el bambuco, la guabina, y varios más.

El ambiente geográfico de la zona andina y las condiciones de vida, el carácter de la gente y los medios de subsistencia llevan la música a expresarse con mayor fuerza y riqueza de la melodía, las tonadas son por lo general referentes al paisaje, al amor, y muy influenciadas por la religión

.El mestizaje desarrollado en la Zona occidental del viejo Caldas ( Río Sucio, Supía, Marmato, Quinchía, y sectores vecinos), en un territorio ubicado anteriormente por los indios chamíes, colindante con el Choco pero sometido a la ionfluencia política y económica del Cauca Grande. Tanto del folclor musical como el coreógrafo nos dejan ver por sus vistosso trajes, una influencia marcada de los españoles, ( polka, siotís,valse), al estilo antioqueño, con ritmos y tonadas autóctonas de procedencia negra e indígena ( el sapo, los perros, los monos, el guatín), algunas ceremonias funerarias, toman los ritmos criollos, como el bambuco, la guabina, las vueltas, el torbellino, etc, también realizan danzas y juegos coreográficos con una gran carga de mímica, como el guatín que imita animales, estas imitaciones son pura influencia indígena, de carnavales, los instrumentos musicales desempeñan un papel fundamental y se dividen así:

1. Melódicos, llevan la melodía y las primeras voces: bandola, requinto, flauta, capador, rondador, hoja vegetal, quena, etc.

2. Rítmicos, desempeñan el apoyo armónico marcando el ritmo: tambora, raspa, chimborrio, carraca, quiribello, esterilla, chucho.

3. Mixtos, algunos, como el tiple, la guitarra, la flauta de carrizo, se usan en doble papel melódicos y rítmicos

Los ritmos musicales y los cantos de la región son: bambuco, torbellino, guabina, pasillo, danza instrumental, valse, rajaleña, sanjuanero, vueltas, redoka, chotís, caña, guareña, sanjuanito, surumanguito, canciones de cuna, villancicos.

Hasta este momento hemos hablado de la música, los instrumentos, los ritmos y las danzas de esta región, nos faltaría entonces, introducirnos de forma más específica en las danzas que van en el video, presentando así la coreografía y puntualizando en cada uno de sus pasos.

El pasillo



El pasillo desciende de los valses populares conocidos desde el siglo XVIII, en particular de la “capuchinada o resbalon”, nombre con el cual se denominaba una melodía tocada en compás de ¾ a imitación de los valores españoles, que se iniciaba cadenciosamente y terminaba con aceleración. Era una manera de alegrar las fiestas, romper el estiramiento protocolar a los movimientos de las parejas. La capuchinada tuvo su asiento principal en Bogotá, a principios del siglo XIX, hasta 1866 y con el correr del tiempo recibió el nombre de “ valse al estilo del París”.

El vocablo “pasillo” es una deformación de la palabra española “paseíllo”, con la cual se designaba también una danza popular. Los cuadros de costumbres de aquel tiempo, entre ellos las graciosas descripciones de Manuel Pombo, 1847, al referirse a la “contradanza”

Y al “valse”, aluden con picardía a la costumbre implantada un poco por los músicos de encender los ánimos festivos rematando aquellos aires aristocráticos con ritmos apresurados, modalidad muy apetecida por el pueblo raso de Bogotá.

En el folclor colombiano el pasillo tiene dos modalidades a “tempo lento” propio para cantar y que se acompaña de la misma manera que el bambuco.


Es típica la forma a dos voces a cargo dé los mismos instrumentistas, y el de “tempo rápido” que, por lo común, es solamente para tocar en grupo instrumental: murga, conjunto típico de cuerdas estudiantinas.

De ascendente antillano, pero aclimatado en el siglo XIX entre nosotros con cierto relieve aristocrático. Este aire procedente de Cuba es una trasformación de la antigua contradanza. Es el mismo ritmo habanera de paso cadencioso y acentuado explotado por toda clase de compositores españoles, franceses y americanos, entre otros. Ha sido escrita en compás de 2 tiempos y su característica ritmo-melódica en figuración de tresillos. Sus movimiento animado, con su ritmo en 6/8 original de la antigua contradanza, es posible que haya originado el ritmo de acompañamiento del bambuco.

El rajaleña



Tonada propia del departamento del Huila y el tolima, en la cual se perciben aún influjos de las herencias indígenas. Se cantan en coplas con estribillos, y se ejecuta con un grupo instrumental formado por tiples, guitarras, bandola, chucho, esterilla, quiribillos, puerca, tambora, raspa, carángano y, ocasionalmente cienpatas. El rajaleña es el verdadero antecesor del bambuco del interior, porque en el la tambora sigue siendo el principal apoyo armónico, como lo fue en el siglo XVII y en el XVIII, marcando el compas de 6/8.

La índole picaresco y socarrona del coplerio de la gran llanura tolimense, donde, según lo demuestra que “rajar” tiene el sentido de aludir burlescamente a las personas, criticar, murmurar, y “leña” es simbólicamente golpe o puya, hace pensar que el aire se llamó “rajaleña” no por ser propio de campesinos o rústicos leñadores, sino por el carácter picante y gracioso, y por la desenvoltura critica que lo singulariza.
Después de cantar la cuartilla entera se oye un “postludio” que ejecutan los tiples, las guitarras, la dulzaina, la hojita de naranjo y la imprescindible flauta de queco o de guadua de Castilla, todo esto acompañado con los instrumentos de percusión; la tambora, el alfandoque, la carrasca o raspa, la puerca y el carángano. Este postludio que sirve también de interludio instrumental entre el primer coplero y el segundo, tiene la ventaja de que el cantor que ligue el turno riguroso tenga el tiempo necesario y suficiente para pensar y elaborar su interpretación.

El tobellino



A finales del siglo pasado el torbellino como aire de baile y canto usado en Colombia. Lleva siempre el movimiento de tres por cuatro, con aire vivo y alegre: su movimiento es sincopado. Se compone de dos o tres frases musicales, generalmente dos, que se pueden repetir muchas veces. La simplicidad de este ritmo, su carácter repetitivo, la alternancia de tónicas y dominante, sin una definición conclusiva, ha hecho pensar a algunos investigadores que está influenciado por modos indígenas. Su forma típica escrita en la sucesión de acordes tónica, subdominante y dominante. Su motivo tiene la particularidad de que acaba siempre en la dominante o en la sensible y en esto consiste la facilidad de su continua repetición. Cuando se acaban las palabras del canto o cuando los ejecutantes resuelven concluir, suspenden de improviso siempre en la dominante o en la sensible, dejando en el oído una sensación de algo sin resolver.

El torbellino boyacence está hermandado al tiple y al requinto, sin los cuales carece de sabor. Y por eso dicen las coplas.

Las vueltas



El ventarrón la secuencia coreográfica de este baile, que aún se conserva en Antioquia y el Viejo Caldas presenta dos variantes principales: la danza coplada, es decir con interludios musicales para dar paso al recitador de coplas, y la no coplada, que tiene un desarrollo continuo. En la primera, todo comienza con dos filas dispuestas por sexos, danzando al paso de rutina. Una vez que los instrumentos, han hecho su entrada, las parejas se definen sin acercarse aún, por medio de miradas y guiños de ojos, se suceden algunos pasos, a la manera campesina y de pronto paran los instrumentos. Entonces el primer “candidato” dice una copla a su elegida. Vuelve la música en breve lapso, se suspende de nuevo, y el da espacio a la segunda pareja, que dice sus coplas. Una vez que todos los novios han tenido su turno, se desarrollan propiamente las vueltas; las parejas se desplazan en sentido circular en repetidas ocasiones, hacen giro pasamanos, revuelos, y gestos de aguacateo, hasta terminar.